No te caigo bien. Me ves y te ríes. Ridiculizas mi forma de vestir, de hablar o de pensar. Te crees realmente que eres mejor que yo... Pero párate a pensar un momento: cuando yo paso por tu lado, dejas todo para mirarme. Hablas de mi constantemente, llegas a casa, entras en cualquier red social y buscas rápidamente mi perfil para mirar si tengo novedades. ¡Estás hasta esperando que yo llegue para mirar como voy vestida o que es lo primero que digo! ¡Admítelo! Puedes decir lo que quieras, pero en realidad tienes envidia. Envidia de que soy valiente para hacer lo que quiero. Envidia porque tengo coraje para vestir o llevar lo que me gusta. Envidia porque yo sé que los que de verdad me quieren no me juzgan.
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